ESTA HISTORIA ES FIEL Y ABSOLUTAMENTE REAL
Tenía yo 32 años y planes de contraer matrimonio dentro de unos 18 meses. Paradójicamente, tener la certeza de que me iba a casar con una mujer me llevó a decidirme por experimentar el sexo con un hombre. Era algo que tenía que hacer aunque fuera por una sola vez en la vida, y tenía que ser en ese momento, pues ya estando casado no iba a ser capaz de engañar a mi mujer.
Llevaba ya bastante tiempo entrando al chat gay para conocer hombres. Había hecho algunos amigos e incluso había tenido sexo virtual, pero jamás había tenido un encuentro en persona con ninguno de ellos. Fue justamente por un chat que conocí a Eduardo, un joven estudiante de 24 años. No recuerdo quién inició la conversa, chateamos animadamente toda una tarde, pero no quedamos en nada. Al día siguiente, nuevamente en el chat, me llegó un mensaje que me decía:
-"Hola, estuvimos chateando ayer. Soy el puto, ¿te acuerdas?"
-"No" escribí con seguridad.
-"Soy Eduardo" me dijo -"pero hoy me llamo Fernando, jajaja"
-"Disculpa, pero ayer no me dijiste que eras puto..." escribí sorprendido.
-"jajaja no me dedico a esto en forma profesional, pero se acerca el fin de semana y necesito plata ;) " me respondió.
Fue entonces cuando me dije que si quería experimentar el sexo con un hombre, lo ideal sería pagar por él. De esta forma no tendría que preocuparme por conocer a un tipo, caerle bien, esperar que me encuentre atractivo, seducirlo, etc.... Así que le pregunté por su tarifa, la cual era absurdamente barata, y fijamos un punto de encuentro para esa misma noche.
Ese día me fui temprano a casa, donde vivía solo. Dejé todo ordenado y fui a buscar a Eduardo, en el camino pasé a comprar condones. Estaba muy nervioso, nunca había dado la cara a una persona que supiera de mi atracción por los hombres. Llegué al punto de encuentro y a pesar de la oscuridad, vi a un joven que coincidía con la descripción de Eduardo: delgado, no muy alto, muy moreno, de pelo corto.... un tipo común y corriente. Desde mi auto le hice una seña, él me vio y se acercó dubitativo.
-"¿Leo?" dijo en voz baja.
-"Sí" le respondí, "sube."
Una vez en el auto nos saludamos con un apretón de manos. No recuerdo exactamente qué conversamos en el viaje, pero fueron trivialidades. Llegamos a mi casa y yo cruzaba los dedos esperando que ningún vecino nos viera. Entramos, le ofrecí asiento en el sofá, le llevé algo de beber y me senté junto a él. Me preguntó por mi experiencia y le dije "ninguna", me preguntó qué quería probar y le dije "de todo". Él sonrió, se acercó y me dijo "nunca vas a olvidar este beso" y por primera vez en mi vida mis labios tocaron los labios de un hombre.
Nos besamos largo rato, lamentablemente su aliento no era agradable. A pesar de ese detalle, la sensación fue muy placentera. Nos besamos y lamimos nuestros labios y lenguas con mucha pasión. Lo que mas me gustaba, era sentir la aspereza de su barba saliente raspando mi cara. De más está decir que estaba muy excitado y que cuando Eduardo, sin dejar de besarme, puso su mano en mi entrepierna, se encontró con la dureza de mi pene erecto. Sin decir nada, dejó mis labios, soltó mi cinturón, bajó el cierre de mi pantalón y sacó mi verga que estaba dura, caliente y húmeda. La miró por un segundo, pasó su lengua por sus labios, abrió su boca y empezó a chuparla como nunca me lo habían hecho. Yo sentía cómo sus labios recorrían casi todo el largo de mi tronco al tiempo que su lengua rozaba mi glande dentro de su boca. La sensación era fantástica, nunca me habían dado tanto placer con sexo oral. Yo seguía sentado en el sofá disfrutando de la felación, con una mano acariciando su espalda y la otra sobre su cabeza enredando mis dedos en sus cabellos. Luego de un rato soltó mi verga y me miró a los ojos pasando nuevamente su lengua por sus labios. Le quité la polera y acaricié su pecho lampiño. Me gustó mucho la sensación de tocarlo, de tocar el pecho de un hombre, sentir sus músculos, su sudor. Me puse de rodillas en el piso frente a él, le abrí el pantalón y me dispuse a chupar un pico por primera vez en mi vida. Su verga era más chica que la mía, pero se erguía muy firme hacia arriba, pegada a su vientre. Pasé mi lengua por su glande probando su sabor ligeramente salado. Humedecí mis labios y se la empecé a chupar, al principio con torpeza, no sabía cómo evitar rasparle con mis dientes. De a poco creo que fui mejorando y de pronto me dí cuenta de lo que estaba haciendo y me dije muy contento -"¡estoy chupando un pico!"
Luego de un rato, me puse de pié y llevé a Eduardo al dormitorio. Nos terminamos de desvestir y nos tendimos sobre mi cama de dos plazas. Hicimos un 69, mi primer 69, tendidos de lado, me mamaba la verga con destreza y yo se la chupaba tratando de hacerlo lo mejor posible. Pasaba mi lengua por su glande, alternaba con sus huevos y miraba indiscretamente el agujero de su culo. Pero Eduardo me la chupaba demasiado bien, tanto que yo dejé de hacérselo a él. Me recosté, cerré los ojos y me entregué al placer que me estaba dando. Era maravilloso lo que me hacía. Sus labios recorrían toda mi verga cerrados con fuerza para evitar que entrara aire por el contorno. Su boca creaba un vacío que aumentaba la sensibilidad de mi glande, el cual era continuamente rozado por su lengua. Movía su cabeza de arriba a abajo, una y otra vez, a buen ritmo, muy constante, muy concentrado en darme placer. Me tenía loco, yo no cabía en mí de felicidad. Relajado como estaba, sólo me incorporé para decirle -"cuidado, voy a acabar", a lo que Eduardo se retiró dejando que abundantes chorros de semen cayeran sobre mi vientre y pecho. Fue uno de los mejores orgasmos que he tenido.
Eduardo me secó con toallas de papel y me dijo -"se puede aprender a durar más". Yo sólo me sonreí e ignoré su comentario.
-"¿quieres que te penetre?" me preguntó.
-"si", le dije en voz baja, casi con vergüenza.
Le indiqué dónde estaban los condones. Eduardo me preguntó si tenia lubricante, a lo que respondí que no. Le pasé un frasco de crema humectante, lo miró dubitativo, luego sacó un poco y lo aplicó sobre el condón.
-"¿cómo quieres ponerte?" me preguntó.
-"de espaldas", le dije -"quiero verte a la cara mientras me penetras"
Me recosté y Eduardo puso mis piernas sobre sus hombros. Puso la punta de su verga en mi culito virgen y empezó a empujar para meterla. Yo traté de relajar mi esfinter pujando un poco. Me dolió muchísimo, pero me aguanté como hombre, con los ojos y puños cerrados. Parecía que la verga de Eduardo no terminaba de entrar nunca y eso que no era tan larga. Empezó un mete-saca acompasado, lanzando un pequeño gemido en cada embestida. Yo me quejaba en silencio y aguantaba el dolor. Tenía la desagradable sensación de que me estaba cagando y no lo podía evitar.
-"No. Parece que no soy gay" pensaba, -"esto no me está gustando... ay, no, definitivamente no me gusta..." Sólo quería que Eduardo acabara luego para que me dejara el culo en paz. El dolor era terrible, pero no le dije nada y me aguanté hasta que acabó dentro mío. Apenas me la sacó, me fui al baño y me senté en el water. Traté de cagar, pero no salió nada. Me limpié y el papel higiénico se ensució con mucosidad y sangre.
Volví al dormitorio donde Eduardo terminaba de limpiarse, lo abracé por la espalda y le dije al oído -"me rompiste el culo". A pesar del dolor y la incomodidad, lo dije en tono divertido. Estaba contento, ya no era virgen, me dolió demasiado, pero inexplicablemente me sentía muy feliz.
-"¿me quieres penetrar?" me preguntó Eduardo. Le respondí que si y que quería hacerlo a lo perrito. Eduardo se puso de rodillas sobre la cama y luego apoyó sus manos, dejando a mi vista su culo que era todo un misterio para mí. Me puse un condón, un poco de crema y me acerqué a él por detrás. Puse mis manos sobre sus nalgas y las separé un poco. Afirmé la cabeza de mi pene en su ano y presioné un poco para que entrara. Su culito no opuso resistencia y mi verga entró sin dificultad. Fue muy placentero sentir cómo iba entrando en ese recto, se sentía tibio, suave, ajustado, pero no apretado. Empecé a moverme para que mi verga entrara y saliera de ese culito y Eduardo también se empezó a mover como de lado a lado. Traté de seguir el ritmo que estaba marcando Eduardo con sus movimientos, pero no lo lograba, porque no tenía un ritmo definido.
-"si quieres puedes acabar dentro mio sin condón" me dijo luego de un rato. Yo quedé sorprendido con su propuesta.
-"pero, no es muy arriesgado?", le dije.
-"pero si tu no has estado con nadie y yo estoy sano", me dijo.
-"no, no te preocupes, así está bien" le respondí y seguí en lo mío.
Eduardo se movía como erráticamente, no podía seguirle el ritmo y tratar de hacerlo me empezó a cansar. Le dije que no estaba cómodo, nos movimos al borde de la cama y seguí penetrándolo pero ahora yo estaba de pie. El cambio ayudó un poco, pero igual no pude seguir el ritmo de Eduardo y finalmente me aburrí, fingí acabar y saqué mi verga de su culo. Mientras Eduardo fue al baño, yo me quité el condón y me tendí en la cama cansado.
Eduardo volvió del baño y se tendió junto a mi. Allí, tendidos desnudos sobre la cama, empezamos a conversar. Le pregunté si siempre duele tanto ser penetrado, me dijo que sólo las primeras veces. Me recomendó usar lubricante porque la crema humectante no es buena: se absorbe y con el roce se pone pastosa (podría haberlo dicho antes, ¿no?) También le dije que me había costado seguirle el ritmo y me pidió disculpas. Me contó que días atrás lo había golpeado un auto al cruzar la calle y que con ciertos movimientos le dolía mucho la cadera. Luego me contó que los fines de semana hacía un show de travesti en una disco gay de la ciudad y que si yo quería, la próxima vez podía traer sus implementos y hacerme un show privado. Yo quedé absolutamente sorprendido con esa revelación y muy diplomáticamente le expliqué que no me sentía atraído por hombres vestidos de mujer. Seguimos conversando un buen rato, luego nos vestimos y antes de salir le entregué su dinero. Lo fui a dejar al centro y al despedirnos con un apretón de manos, me dijo -"llámame".
Nunca le llamé ni supe nada más de él.
Los días siguientes recuerdo que andaba feliz, muy contento por lo que había hecho y que nadie de los que me conocía sospechaba siquiera. Una gran sonrisa llenaba mi cara cada vez que subiendo una escala sentía un dolorcito en el culo.
F I N
7 comentarios:
Leo, al terminar de leer tu historia quedé intrigado con algo. ¿Al final te casaste o no? solo eso, espero que no te incomode lo que te pregunté, saludos
hola, no me molestan las preguntas.
soy un hombre felizmente casado, en ocasiones no tan feliz, pero no me arrepiento. Tampoco puedo dejar de fantasear sobre lo que habría pasado si no lo hubiera hecho...
un abrazo
Hola Leo me gusto mucho te relato , ese placer que se dan los hombres entre si nadie más te lo púede dar
Has tenido alguna clase de contacto homoparental jajaja con otros hombres una vez casado?
Hola me llamo Juan tengo 16 y me gustaría experimentar con un hombre mayor que yo pero no demaciado Soy Pasivo de Medellín Colombia
hola me llamo victor jose edad 18 años vivo en maturin soy serio discreto de rol versatil vivo con mi madre y estoy estudiando mi adre es hipertensa y mi papa murio hace 9 meses y mi madre necesita un tratamiento medico que no puede cubrir ella recibe ua pension pero no es suficiente pido su colaboracion si me pueda brindar UNA AYUDA ECONOMICA SOLIDARIA MIS DATOS BANCARIO :banco de venezuela cuenta corriente 01020611150000209490 si me puedes transferir victor jose gil cedula 582.011 correo:victor_gil1934@outlook.com disculpe la molestia generada
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